El objetivo principal del Plan Nacional contra el Radón es proteger la salud de la población y las personas trabajadoras frente a los riesgos para la salud de la exposición al radón. Dicho objetivo viene avalado por el artículo 77 del Real Decreto 1029/2022 por el cual el Gobierno establecerá la política para reducir el riesgo para la salud de la población debido a la exposición al radón en recintos cerrados, así como por el artículo 103 de la Directiva 2013/59/Euratom, que tiene como máxima establecer las bases para reducir, a medio y largo plazo, los efectos sobre la salud debidos a las exposiciones a radón en ambientes interiores (viviendas, edificios de acceso público y lugares de trabajo).
Este Plan viene a sumarse a las publicaciones que conocemos, como el documento DB-HS6 “Protección frente al radón” y la «Guía de Rehabilitación frente al radón», que nos aportan conceptos necesarios para diagnosticar y poder así dar soluciones de protección y soluciones adecuadas a cada caso. La Guía de Rehabilitación frente al radón, publicada por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, según se señala en la web del CTE, pretende ser, una herramienta fundamental para los proyectistas ante el reto de diseñar soluciones de protección frente al radón que den cumplimiento al DB-HS6 y, por otro lado, una fuente de información para los usuarios de edificios afectados, para que conozcan de forma aproximada el alcance de las soluciones posibles, así como las distintas vías de entrada del radón en el edificio y la influencia que puede llegar a tener el comportamiento de los propios usuarios en la concentración de este gas.
El radón fue declarado carcinógeno humano tipo I por la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer (IARC) y la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (USEPA). La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que entre un 3 y un 14% de los casos de cáncer de pulmón a nivel mundial son atribuibles al radón residencial. De acuerdo con estas cifras, el radón representa la segunda causa más importante de cáncer de pulmón, después del tabaco, y la primera en no fumadores.